mega888 Río de palabras | MIS ESCRITOS EDITORIAL
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Catálogo

Río de palabras

Autor: Autores Varios
Materia: Antologías

Las letras se enhebran una a una armando el collar de la palabra y crean lazos entre musas inquietas que intercambian susurros de poesía...

Así se forma un río de versos con caudales de sensaciones (amores, soledades, encuentros, ilusiones, muerte, inspiración, ausencias y más)... Sensaciones que llegan como lazo, como un puente, como barrilete de alma a alma conectándonos desde lo más profundo.

Palabras viajeras que cruzan fronteras e idiomas; que a la vez provocan otras palabras y son búsqueda  y nacimiento de fantasías nuevas: reunión de voces, lluvia de ideas, río que nos nutre de sensibilidad y salpica nuestros sentidos.

Navegamos contentos las aguas de este libro como si fuésemos barquitos de papel en sus páginas; nos dejamos llevar por la corriente de los versos y bebemos ensueño, noches de insomnio en compañía de la tinta, ideas repentinas o poemas hallados en un cajón que anhelan ver la luz...

Río de aguas sabias y benditas donde todo lo dicho forma la esencia que purifica el espíritu y que riega incesantemente el jardín de la creatividad.

 

Gabriela Migliano

 


 

Los escritores no llenan papeles con ideas. Hay una valoración y actitud ante lo que rodea el hecho de escribir. Un arte que se hace perfecto solo si el hombre está vivo y conectado a la conjura del fuego en la noche. La realidad palpable y honesta poblada de fantasía.

La escritura no es solamente idea. Las ideas no sirven, son una visita. Escribir encierra pasiones, sentimientos, instintos, convicciones. Las estrellas guían su camino. ¡Qué delicioso alborozo se siente cuando por las venas corren las vibraciones y efluvios del talento! Una esencia de jazmines lo envuelve todo.

La narrativa entona grito, acusación, proclama, denuncia, reflexión y explicación sesuda. Si bromea, es con un fin serio. Si critica o denuncia, juega para hacer preguntas filosóficas que no son juego. Su papel es mantener la sacralidad del lenguaje.

El idealismo es el único medio de comunicación entre el escritor y la gente.

Quien escribe trata de explicar lo inexplicable. Y no es que le interese lo inexplicable. Lo hace porque sí nomás.  Explicar que lo fantástico funda lo cotidiano y lo real.  Es la peripecia de bucear en la deriva del sinsentido.

El mundo del escritor es sueño y realidad. Pero también recurre a su parte más oscura para ejercer la tarea de tipo creativo. Es cruel ante lo mediocre. Cultiva la originalidad y la individualidad. Convierte un peldaño en un muro.

Es un reto esperando ser aceptado. Hacer una vaga profecía para verla convertida en inesperada y esplendorosa realidad. Es como tirar una botella al mar con un mensaje dentro. Y esperar en la creencia que alguien la recogerá.

El que escribe no piensa en términos pragmáticos y otro es el que plasma ficciones. Conecta el lenguaje con las vísceras. Y entonces el cuerpo grita, susurra, acusa, bromea, se pone serio, se queja, duda, ordena, explica, denuncia, proclama… Manifiesta todo eso en las entonaciones del papel.

La naturaleza no enseña a escribir. Consecuente y augusta, en ella todo es real. Pero la fantasía se extrae de la naturaleza.

Lo fantástico no se opone al sentido común. En el mundo de la imaginación no hay nada mejor que una obra acerca de la nada.

Las palabras deben intentar alcanzar a la gente. Si no se consigue pasa a ser simplemente una teoría, nunca arte. Séneca decía: “no tendrás vientos favorables si no sabes adónde vas”. Igual el escritor no verá la luz, si no tiene claro el final de su obra. 

El escritor no cuenta con certezas. Cuando camina entre nubes encuentra la razón de su pluma. No se afana por ganar ni se espanta por perder. Toma noción de la transitoriedad y en ella fundamenta su personalidad. Para él los años no son nada, no mide el tiempo. No suspira por el ayer. No quiere ser el mañana. Se hace a sí mismo sin límites de horas.

Un instante es la vida entera. En un instante se nace y en un instante se muere.

Ser escritor significa no calcular, ni contar. Sin apremios, madurar como los árboles, sin temer a las tormentas. Erguido, sereno, esperar la primavera y ahondar sobre las claves de su literatura.

Los buenos escritores tienen límites. Los inteligentes, no tienen ninguno.

Solo los escritores poco melodiosos, al igual que los pájaros, necesitan un plumaje vistoso para adornarse.

El arte es aristocrático. Irracional. Exuberante e inútil. Pero necesario al mismo tiempo.

No se es escritor por haber elegido decir ciertas cosas, sino por la forma en que se dicen. El final de un cuento no debe ser complicado. Puede ser una catástrofe, pero nunca enredado. Un buen comienzo y un buen final hacen un buen cuento. Sobre todo cuando están cerca, uno del otro.

Este conjunto de escritores han logrado la música de la buena literatura. Cantarina como el correr de las aguas de un manso río, con timbales en su parte culminante.

 

                                                                         Claudio Bellouh Ardoy 


Autores participantes:

Albirosa, Lucio    
Alfonso, Graciela Marta    
Álvarez, Nerea Inés    
Andreñuk, Damián    
Angeli, Alicia    
Arena, Osvaldo    
Baldo, Viviana Lourdes    
Barrientos, Martha    
Borawski, Héctor Jorge    
Cesaratto, Manuela    
Chavez, José Luis    
Colagioia, Iris Mercedes    
De Luro, Héctor    
Dicenzo Díaz, Javier    
Etchepare, Alfredo    
Fernández, María Dolores Angélica    
García, Zully    
Gaziano, Mirta del Carmen    
González Monetta, Alberto Rufino    
González, Felipe    
Hernández, Antonia    
Marino, Diego Fernando    
Matteozzi, César Amílcar     
Migliano, Gabriela    
Pereyra, Liliana Noemí    
Pérez de Villareal, Carlos F.    
Pradella, Jorge Alberto    
Romero, Jorge    
Romero, Mabel    
Tacchetti Heim, Mónica Graciela    
Tomassi, Nilda    
Vidal García, Yosbany

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